domingo, 11 de abril de 2010

Zona Sur

Esta increíble película de Juan Carlos Valdivia, es increíble por muchas razones.

No solo decide para el momento político que vive su país situar el punto de vista de su film desde la burguesía, y apelar en esa sociedad a la identificación del espectador, sino que sin emitir juicio alguno describe a lo largo de diversas secuencias ese mundo, y apelando a un procedimiento del que más tarde hablaré con la cámara, logra dar la misma medida a todas las cosas.

Nunca me vino con tanta claridad la idea de que un movimiento de cámara es una decisión moral.

Intentaré describir lo que hace la cámara de Valdivia para que quizás juntos podamos entender mejor el procedimiento (lector, espectador y yo) la cámara se situa en un lugar de un determinado espacio de la casa. la cocina, la sala, el baño, alguna de las habitaciones, etc. A lo largo del film parece que nunca fueramos a salir de la casa y de sus espacios. Ahora lo que la cámara hace es girar casi sobre su mismo eje, al principio pareciera que acompaña las acciones de los personajes, luego nos damos cuenta que les abandona momentaneamente, sin salir del espacio, para hablarnos a través suyo, de sus texturas, de su finura, de su frialdad, los personajes dependiendo la escena entran o se recomponen a partir de espejos y de reflejos mientras la cámara sigue lentamente girando, a veces incluso el encuadre los encuentra cortados, captando más el título de un libro de Hanna Aredht que algo más.

las secuencias comienzan se desarrollan y terminan y entonces corta, a veces la cámara gira en esperial desde un primer plano cenital sobre dos chicas desnudas en un jardin, que arranca con el rostro de una de ellas hasta tomarlas en un plano general mientras caminan a una altura nomal.

¿Cómo entender este procedimiento y esta cámara que se mantiene como constante del film. Que quiere hacer esa cámara a qué responde el procedimiento?

Después del impacto que tuvo en mi por mi clara identificación con ese mundo y su decadencia me quedé pensando en su funcionamiento, en cómo es que esa cámara funciona para esa historia. Describir, pero describir desde afuera y sin embargo en ese estar y no estar, estar aún más adentro. Eso es lo que para mi logra. La cámara se resalta cuando de repente abandona a los personajes y entonces es un sutil pero claro ahí estoy yo "cámara" para el espectador, pero si bien abandona a los personajes sin u real motivo más que un procedimiento desde el inicio pautado, gira sobre el espacio que decide no abandonar, lo que permite no solo que sigamos la escena desde el punto de vista espacial, escuchamos en off aquello que previamente la cámara nos ha dicho o nos dirá que nos encontramos en capacidad de escuchar y nod ejamos de estar, estamos más incluso cuando la cámara abandona a los personajes, porque el espacio comienza a hablarnos, y a la vez su lento movimiento nos invita a querer ver a querer saber más sobre ese mundo que describe. Es un movimiento flotante, pasa, pasa sobre los rostros, encuadra texturas y acciones, movimientos y poses, todo lo toma con un mismo valor, entonces su procedimiento cobra más importancia.

En una de las escenas. A Wilson se le muere el hijo y va a su antiguo pueblo, la cámara sale con él y ahora gira en las montañas mientras registra lo que seguro es un rito funebre en la cultura del personaje. Este giro cobra con más fuerza la dimensión de rito, la cámara flota ahora sobre algo sagrado, sobre uno de los valores sagrados, sobre un paisaje infinito, y no por ello deja de ser el mismo procedimiento de cámara que ha usado a lo largo de las otras escenas, entonces se comprende que la cámara se ha vuelto esa misma medida para todas las cosas.

Es el espectador el interpelado ahí, el que ha sido gracias a esta cámara a este movimiento en espiral o circular que pareciera flotar mientras sigue, abandona, descubre y describe el que hace estremecer en las escenas a aquel que se identifica con ese mundo tan bien registrado.

El mundo burgués, el burgués que poco a poco va perdiendo espacios, el burgués solitario, el burgués vago, e incluso el burgués que pelea para no ser burgués y es más o tan burgués como los otros. El niño el único preburgués que puede participar de todos los espacios, cuestionarlos y transitarlos sin aparentes visos de clase. El niño que solo pide volar, el niño inquieto que puede estar incluso en el rito más sagrado de la película.

Es un cine de maestría este que llega desde Bolivia, que asume uno de los puntos de vista más complicados, pues interpela directamente a la clase alta como lo supo hacer Visconti en Italia o Martel en Argentina, Valdivia un increíble realizador que sin emitir juicio alguno, con un excelente manejo de cámara y un procedimiento excelente hace una película tremendamente política sin discurso directo sostenido sobre el tema.

Apenas quizás para el futuro aparezca difusa en un diario la figura de Evo morales, como marca temporal que le dice. Esto aconteció en este tiempo y es en este tiempo que debe ser pensado.

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