sábado, 10 de abril de 2010

El signo del caos y el caos del signo

Vi una y quizás la prímera película de quien el Bafici llamó la continuación de Glauber Rocha. Un cineasta brasilero de nombre Rogerio Sganzerla.

Este film "O signo do caos" pone en escena distintas instancias (quiero decir espacios definidos, que no se sujetan a regla alguna y donde los personajes en ellos a la vez que se reconocen se intercambian constantemente) que se repiten y se paralelizan sin un orden aparente.

En blanco y negro, el film comienza con la discusión sobre el brasil y sobre la situación de una película, que un joven defiende y un mayor critica, tan solo sabemos que el film no les pertenece, y que uno admira a su creador y el otro le detesta, ambos versan en ella sobre como el brasil es visto, uno apela a su defensa el otro a su farsa. Estos personajes se van a ir mezclando en otros espacios con otros personajes que van a componer lo que es la puesta en escena del film. Tan solo una maleta cambia de mano, la llevan unos, la llevan otros, la maleta contiene adentro latas de película al parecer vencida o por vencer o una película a guardar para capaz ser vista y comprendida solo en otro tiempo, en ella se lee en inglés "The truth" o algo sobre la verdad puedo haberme equivocado. La maleta transita casi todos los espacios que el film propone y parece ser quizás un leve y único lazo conductor

El film habla del cine, del cine brasilero y del cine americano, y la forma del film se vuelva hacia adentro, como dijo el crítico del bafici y quizás su frase más acertada: "los personajes están en busca de una ficción o alejados de ella puesto que ya hemos sido privados de ella".

Y es verdad, en poco tiempo el film logra imponer su procedimiento, al tiempo que fuertes denuncias se hacen sobre los films brasileros se hacen a su vez sobre el brasil y su relación con el film Americano. Al tiempo, esto se le grita al espectador, los personajes están demasiado exaltados, el realismo pasa como tema no como forma, se habla del brasil, de ese brasil que se vive, es real y está siendo filmado, pero el artificio está puesto en primer plano, lo ficticio, lo demagógico, lo teatral, los personajes no tienen ya continuidad no solo en el espacio sino en el lenguaje. Las cosas se repiten. Los personajes que salen de repente vuelven a estar adentro sin haber para ello explicación posible más allá de relacionar lo visto con el título.

Película a veces imposible, por los cortes abruptos que no cesan de interrumpir, por esos planos que vuelven pero ahora un poco distintos, como otra toma que quiso usarse y que no se quiso dejar por fuera, que dicen lo mismo pero donde ahora un actor falta, una constante repetición un paralelismo con una hermosa chica, una lolita que juega sobre una bandera brasilera con una pequeña bolita de crsital al tiempo que entre copas, burgueses gritan condenas y profesan acciones en contra de una película que quizás podemos pensar es la misma.

Quizás es la repetición y esa mezcla de crítica poética y política en los diálogos con furor, lo que se le puede atribuir de Rochaiano a este director. Sin embargo, en Rocha (cneasta del cinema novo brasilero), si bien hay un principio de repetición y una falta de continuidad, esta no está llevada al extremo de su narración. En rocha su procedimiento se impone por sobre la historia, pero está le sirve y se sirve para constituirse como film, Sganzerla en cambio parece no acreditar en ella pareciéndose más a ese último Rocha de Edad de la tierra y llevando su procedimeinto al extremo, un film que se repite y se cierra sobre si mismo, partiendo su historia en la mitad que vira hacia el color, hacia un aparente desorden de burgueses que gritan por una política en contra del film. Nunca vemos bien el film del que hablan, que juzgan, que sepultan, tan solo algunas imágenes que no corresponden con tan elaboradas frases sobre él. El mundo era en blanco y negro, los pintores de el tiempo pasado eran unos locos.

Así mismo funciona con la banda sonora. El sonido doblado, nunca corresponde con el lipsing de los actores, que siendo portugueses doblan en portugues, es todo una sintonía de discontinuidades, imposibles de ofrecernos una certeza y una explicación sobre lo visto. Apenas si reconocemos el nombre de Morel y de Aurora, aunque no entendamos del todo como se componen con los otros personajes. ¿Serán citas?

Después de ver el film muy poco se puede decir por más de que en él se halla dicho mucho. Es como si demandara demasiado nuestra mirada atenta, demasiado nuestra interrupción y que adquirieramos a fuerza suya los cánones de su representación la invitación a su procedimiento.

ASí el signo es revertido y con él un nuevo cine ha sido propuesto. Un cine a lo Sganzerla. Ya no la historia como motor o tapete de una serie de decires y de una puesta en escena que apela a una percepción sostenida sobre antiguos cánones de representación, quizás el mejor Rocha, sino tan solo un vacío en la continuidad espacio temporal con un leve indicio de narratividad sostenido en un baúl que cae en distintas manos, en espacios que se repiten y se remiten, de los que nunca se pudiera salir, de los que nunca se dice porque se ha entrado, un film que no explica, expone, un film que no narra ni cuenta, denuncia y grita.

Un film que decide en su puesta en escena hacer eco de sus denuncias poíticas, tanto para Brasil como para el cine.

Faltará ver en la obra de este director si dicho procedimiento es sostenido, o si en cambio es esta forma para este film.

No hay comentarios:

Publicar un comentario