jueves, 16 de junio de 2011

Impunidad en la Fuc

La película Impunity de Hollman Morris y Juan Lozano se proyectó en la Universidad del cine.

Contó con una muy buena asistencia, y los presentes reflexionaron sobre el silencio, el tema de la verdad, la respuesta Colombiana frente a lo que es la verdad de quienes financiaron y permitieron el ascenso de los grupos paramilitares y a la vez que se beneficiaron de ellos.

Hablaron varias personas, entre ellas pudieron hablar personas con asillo político en la Argentina, como víctimas de la violencia que el documental denunciaba y se hablo de la naturalización de la misma, de la doble arma mediática que provoca el silencio que son el miedo y la desinformación por unos medios oficiales que poco investigan, callan y calan en profundidad. Y de la importancia de la sociedad civil como veedores organizados frente a los temas políticos que pretenden darle solución y salida al conflicto, eso entre muchas otras cosas.

Hasta ahí el balance de la proyección. Algunas cosas sobre la película faltaron ser dichas y me permito aquí continuar textualmente con el debate sobre el film mismo.

Lo que más rescato es la profundidad con que la película a lo largo de tan solo 1 hora y 25 minutos, sigue y cala de lleno entre las imágenes del proceso al mismo, en medio de posturas y datos que contrasta y que abren justamente el interrogante por la ley misma. Se nota mucho el recurso de como filmar al enemigo que utiliza Morris, dejando allí el discurso del enemigo solo cuando puede contestarle con uno que lo desmienta, sin retocarlo. Como el discurso de mancuso en el congreso, invitado por Uribe al que después le responde desde el estrado una víctima; O cuando uno de los periodistas independientes dan las alarmantes cifras de la ley de impunidad que luego Santos el vicepresidente enaltece como ley ejemplar reclamando otras cifras. O cuando el juez de la ley habla de los logros y Uribe el abogado, le reclama por los hechos que no se le dice a la opinión pública sobre las bandas emergentes, sobre las operaciones y reincerciones y asesinatos cometidos incluso durante el proceso.

Es admirable como en medio de esos archivos, casi que el 50% del film parece estar compuesto por un trabajo de archivo, por una idea de montaje, logra con tanta profundidad comprender, profundizar y denunciar una temática.

Las imágenes que consigue, elige y monta se vuelven muy poderosas así mismo metafóricas, esto la diferencia de cualquier película de mera denuncia o de propaganda sino que hace de este film, realmente algo importante. Junto a los discursos sobrevolando la selva, o los cultivos de banano, con los interrogantes sobre los muertos y desaparecidos y esas frases que cómo vos en off se preguntan justamente por un lugar de anonimato en el campo dosificadas a lo largo del relato, construye las imágenes muy brutales del proceso, como de la psicóloga amparándose en Dios y la justicia divina como solución en la terapia a las víctimas, o las personas que tienen que reunirse en una iglesia pero en el lugar del altar está en una pantalla el verdugo, que viene es a iluminar sobre los asesinatos cometidos a las víctimas que no son ya más fieles.

Esas imágenes que habilita el proceso, que rescata el documental y que compone y le entrega a la sociedad en la profundidad de una temática bien explorada y comprendida de parte de los realizadores. hacen de la película un objeto importante.

Justo al final, el documental se hace cargo de lo que la ley no pudo. No se queda con la entrega con su logística y su música de los cuerpos y ataúdes a las víctimas sino que acompaña allí a la persona con el ataúd y devela en el mismo cementerio que los ataúdes son más grandes y no caben en las urnas que tenían preparados para ellos.

En la proyección pasada de esta misma película escuché, "!eso es Colombia!" y me di cuenta del sentimiento general que se tiene y que la imagen hace muy bien en cerrar con ese tipo de imagen al proceso que interroga y denuncia.

Falta abrir el interrogante siempre en la superficie sobre esas imágenes de cadaveres descuartizados y anónimos que también el documental ulitiza y sobre ese tipo de violencia en la imagen. Desde mi opinión, pierde la película cuando lo utiliza, pero hay un sentimiento de querer que eso se sepa, se conozca y se sepa de que están hechas esas atrocidades, me parece en ese sentido peca de una violencia que aporta poco a lo que la película en su desarrollo e investigación ya había conseguido, y se convierte nada más que en un efecto doloroso frente al sujeto espectador que lo moviliza con algo de lo cual después la película cosecha.

En todo caso me parece una película muy importante y sino la película más importante que en Colombia se ha hecho sobre el tema y que ojalá todo Colombiano pudiera conocer y debatir en su mismo seno social. ver al menos el material y reapropiárse de la información que ahí se construye. Ampliar, informarse, investigar y difundir

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