sábado, 15 de mayo de 2010

Last life in the universe y Away with words

Películas, una, fotografiada por Christopher Doyle (además de dirigida por Pen Ek Ratanaruang) y la otra dirigida por Christopher Doyle.

Me surge al notar la estética de ambas obras, una pregunta sobre el cuerpo y la cámara, más preciso debo decir sobre la relación del personaje y la cámara.

En la película de Ratanaruang se establece una relación que debe pensarse más desde el plano, en la de Doyle más con el montaje y la postproducción.

El personaje protagonista de Ratanaruang, se termina de construir con la intervención de una cámara. Los puntos de vista: que ocultan, las distancias frente al cuerpo filmado, y la duración, parecen una prolongación del personaje protagonista, de su acción y de su interioridad. La ausencia de movimientos de este, los nexos mundanos imposibles, de los que parece estar desconectado, parecen vibrar en una síntesis con esa propuesta de cámara y de duración.

Poco a poco, la medida del plano es la establecida en esa relación protagonista cámara, la establecida en ese díalogo, de cómo el personaje se mueve y habla sobre el mundo que actúa en él y cómo la cámara le sigue, lo toma y lo expone.

Más que imponerle un mundo lo construye con él y al hacerlo el resto de personajes se vuelven la medida de sus relaciones. es decir entablan una discusión es con esa puesta en escena que no es otra que la del personaje. Así entonces los demas personajes van a provocar un dramatismo o una hilaridad depende como se acerquen a ese mundo vivido y expuesto por el personaje y la cámara. Por eso tanto cámara y personaje irán depurando el encuadre y el espacio en la habitación del personaje femenino. Por eso de repente la brutalidad o la violencia asume otro tono, más de soslayo, las balas pueden sonar fuera de campo, y el mundo como a él, puede revelarse con un azar que quizás muy carente de lógica, resuena en la lógica propia del film.

Así se resuelven todas las cosas y poco a poco, puesta en cámara y personaje adquieren todo un peso y una sustancia. El personaje ya no es, sino posible dentro del film y lo mismo el film solo es posible con ese personaje. Todo el conjunto de situaciones y géneros que transitará la película (melodrama si se quiere y policial), estarán de alguna manera regados sobre esta puesta en escena que los soportará bajo el manto de sus procedimientos.

Con Doyle no es ya tanto el plano, con su punto de vista y su duración sino más bien el montaje, la postproducción y el efecto técnico obrando sobre el plano, sobre su recepción, su comprensión, su estética y su sintaxis. Que se establecen a partir de dos personajes. De igual forma que Ratanaruang necesita de personajes que le permitan cobijar su puesta y una vez comulgando con ella abrazarla sin cesar para hacerla la medida de todas sus cosas.

El niño en el mar un laberinto, que va y viene entre destellos en el plano y aceleraciones que parecen perderlo, mientras él se concibe confundido, un trayecto aparentemente vertical, pero con la carga expresiva fotográfica suficiente y postproducida de igual forma que en un breve trazo el recorrido se ha hecho tan imposible de seguir para el espectador como para el niño.

Así mismo los tránsitos en el bar, esa serie de travelings que parecen atravesar una instancia roja hacia una instancia azul de donde la cámara no parece querer seguir, más allá de los límites propropuestos por el decorado, y el personaje allí, sin salir, sumido en el azul de ese bar, en su mundo. Luego, Rotulos que como intertexto proponen y resuelven quizás de forma lúdica las leves conexiones entre diversos espacios a modo de capítulos. Son más conexiones dentro de las conexiones que se hallan ya establecidas entre la estética que opera en el plano, del recorte, la fragmentación, la velocidad y los personajes, uno en su movilidad el otro en su aceleración. La comunión ya establecida encuentra eco formal en el resto de los elementos de puesta en escena operados y el film adquiere esa fuerza quizás surreal si alguna etiqueta convenga hacerle que ya el film no cesará de alimentar.

A partir de aquí el espectador se encontrará con una propuesta que podrá aceptar y entonces disfrutar el film, o que lo sacará por completo y solo podrá pensar como un juego hermético, demasiado pretencioso que no tiene valor alguno más allá del aspecto si se quiere más superficial, que es el logro estético de la película su aspecto más físico o si se quiere decorativo. Por otro lado, la estética nada superficial realmente, responde como un eco a esa relación que construye al personaje en su accionar y su sentir. Pues en este film se trata más de hombres que confusos viven sobre sus recuerdos y sus memorias que sobre actuantes y obrantes directos que operan de manera orgánica sobre el mundo, cuando obran en todo caso, no logran responder a una lógica de los espacios que los contienen, sino que sus acciones son transformadoras al tiempo que los efectos tanto estéticos como aceleradores le colaboran o construyen con ellos desde la puesta en escena.

Así entonces parece suceder en ambos films si se quiere una diálectica; de la puesta en cámara y la duración del plano en uno y del montaje (el efecto) y la postproducción obrando sobre el plano en el otro junto con los personajes en ambos casos. Acá máquina y personaje comunan para hacer del film un mundo único y posible sobre el cual se van a tender el resto de relaciones tanto espacio temporales como de los otros personajes y otros géneros cinematográficos. Es esa conjunta relación que crea el personaje con su forma de aparecer que permite hacer aparecer otras cosas según su medida y al mismo tiempo recibirlas.

A partir de allí lo que hay que rescatar es que halla una mirada, delirante si se quiere en ambos casos (por poner otra etiqueta) pero no solo valida sino la más valida para lo que al cine se le exige ahora. Poder mirar de otra forma, encontrar una forma para mirar el mundo y hacerle devolvernos una mirada también a la medida de nuestra experiencia. Que en ambos casos solo parece ser posible por cuanto de "extraños" o "extranjeros" parecen ser los personajes y la forma que los contiene